Diario El pueblo

 

WASHINGTON BENAVIDES PRESENTÓ EN PAYSANDÚ
EL LIBRO "OCTUBRE" DE LEONARDO GARET


Un brillante acto cultural se llevó a cabo días atrás en Paysandú, donde el poeta salteño Leonardo Garet dirige un Taller Literario.

En el café Florencio Sánchez, el escritor uruguayo Washington Benavides presentó el poemario "Octubre", último libro que ha dado a conocer Garet.

Hemos solicitado a W. Benavides, el texto de la presentación, que aquí aparece completo.

Me ligan a Leonardo Garet no solamente una franca amistad de más de una década, me ligan los ancestros (nos ligan) y podría transcribirle algunos versos que obran en mi poder, publicados en diciembre del 51, que sellarán lo que antes dije: "En tus ojos, recién salidos/ de los talleres del misterio,/ fijé los míos, y en su hondura/ ¿qué vi?, la imagen del tormento". (J.Garet Mas).

Y bueno, aquel niño ha crecido. Pero en algo, el juicio paterno no estuvo certero, (él, tan justo siempre), porque los ojos (poéticos), de Leonardo permanecen en "Los talleres del misterio". Afortunadamente, permanecen, y así puede ofrecernos un libro tan maduro, tan vario, tan existencial como "Octubre".

Porque en estos siete cuadernos de poesía que estructuran "Octubre": el epónimo, "Diálogos'", "Cajas de letras", "El oficio de mirar mañana", "Diario de viaje", "La poesía, los gatos y la lluvia se dan la mano" y "Entre paredes altas", se reúnen (probablemente) los reclamos, las obsesiones, las ardidas memorias, las pesadillas y los sueños del poeta.

Comencemos por "Octubre". Es verdad que, como dice Garet: "Este no es el primer libro que se llama "Octubre", ni será el último", pero "octubre" para el poeta no se presenta como un mes del almanaque solamente. Aunque pareciera fijarnos, el poema inicial, en dicho mes y por obra de cosas que desconocemos. Pero octubre es una vara más del tiempo, y no solo "el cuerpo entiende que él también es octubre". Y su verdadera (y única) valencia se entiende en esa conjugación del cuerpo y el mes señalado: "El cuerpo entiende que hay instantes / que valen la vida / y que hay rostros que más vale olvidar". En este primer cuaderno, el cuerpo adquiere un valor protagónico y en torno al mismo giran (directa o indirectamente) casi todos los poemas. Las relaciones humanas, principalmente las amorosas, participan de ese "vos y yo" reiterado. Y, como bien observaría un psicoanalista seguidor del doctor Sigmund en su teoría "Eros - Tánatos", en este cuaderno donde la vida se resuelve, rebelde e indómita, el tema de la muerte surge, y en esta poesía de Leonardo que tanto tiene de sueño, la poesía, con un sueño vital, se defiende del temor de la muerte, porque "la muerte gana solo en el deshabitado presente".

A su vez, el hombre fijando sus territorios, nos ofrece una imagen de la ciudad abandonada y suicidante: "debemos saquear a Octubre / en las esquinas están apostados / los lugares indicados para los suicidios".

Sobre "Diálogos" nos atrevemos a señalar que nos parecen no diálogos o aspiraciones a los mismos, y acaso esta tesis que arriesgo nace de los versos del primer poema donde todo es contra- indicación: "la verdad que para estar presente / deberías faltar un poco/ cumplir lo que no te piden que no te piden / gastar lo que no has ganado / tomar el camino más largo / y perderte... "La presunta conversación con el abuelo es una fábula de la incomunicación, las relaciones humanas, aquí, en su parcialidad femenina: "las voces de las mujeres / de lejos / ondulantes cantos de sirenas... "Voces que no alcanzan a levantar sus puentes, y, casi estoico, el poeta reflexiona: "cada uno inventa / para salvar su vida".

El sistema variado de la comunicación (el diálogo) se amplía pero siempre dificultoso o inalcanzable: "No pienses en la voz gangosa de los muertos".

En este cuaderno las ráfagas autobiográficas disponen de veloces imágenes de la infancia o de ese "vos y yo" ante el naufragio.

En esta serie aparece, excepcional y breve, este magnífico poema: "No te sacan a solear una escalinata / no te visitan las hormigas / rebotan los ruidos en tu cabeza / tus recuerdos se van secando por falta de agua / estas solo / como un experimento fracasado". (Poema 9).

"En "Caja de letras", el conflicto se resuelve en palabras, difícilmente con palabras. Retomando las inquietudes del romántico sobre la capacidad de las palabras, los elementos gramaticales invocados se conjugan con los recuerdos del poeta. Las palabras se escriben y no solamente se explican, se explican (o lo intentan al menos) ellas también. "Dios o Semen". La sintaxis, sus estructuras son metáforas de la vida, invenciones del sueño.

En "El oficio de mirar mañana" que es la "dura merced" que diría Lugones, otorgada al poeta, al detentador de "este oficio o arte monótono" al decir de Dylan Thomas. Y así la modernidad nos asalta con, imágenes plenas: "Este planeta de gimnasio". En el poema "Inicial" aparece un recuerdo o paráfrasis machadiana en ese "un lugar perfectamente serio". Gran importancia cobran las voces (las memorias) de ese pasado que para Borges: "¿Qué diferencia puede haber entre recordar sueños y recordar el pasado?" Función que Borges define como el sentido del libro. En el poema "Esplendores" asistimos a una valoración de la sexualidad, no solamente como instinto y amor, sino como uno vía de conocimiento, más que vivencial. Y en la pequeña serie interna de "Circulares" el poeta de ciñe a una versión epigramática y casi sentencioso. Y la serie de "Preguntas" se resuelven en angustiosas propuestas, casi disimuladas en las imágenes surrealistas: ¿"Habrá espejos como lunas o islas / sembrados / para revelar el lugar / que nos obstinamos en perder todas las veces?".

Y queremos subrayar un hermoso poema "En el nombre del padre" delicadamente autobiográfico (aunque también está el cine en esto).

En "Diario de viaje" probablemente se encierre el cuaderno más logrado como conjunto de toda la colección "Octubre": la amistad, la reciprocidad, los destinos paralelos, el trato intelectual gustado como un juego de camaradas, los paisajes que se hacen amar, inevitablemente, como esa "Jerusalem".

Y llegamos a los dos últimos cuadernos: "La poesía, los gatos y la lluvia se dan la mano" y "Entre paredes altas". Del primero, con visible título a lo González Tuñón en esa mezcla de humor y poesía, nos revela una de las facetas más destacadas de Leonardo Garet, en ese profundo amor a la sencillez, claro que la suya como la expresión de Pedro Salinas es "La difícil sencillez", cosa a la que se llega con despojamientos que, a veces, son desgarramientos. Aquí se celebra lo que para muchos sería ordinario o no investido de poesía, como si hubiera alguno cosa en este mundo que pudiera escapar a esa acechante cazadora: "Escribo un poema sobre el amor/ ese asunto del que hablan las revistas / los chistes / los abuelos/ y ustedes remedan bajo los sábanas..."

Un aire irreverente y saludable recorre esta serie: "escribir sobre el amor / es estar dispuesto a perderlo". Y el cuaderno final apuesta a las posibilidades superiores, casi mágicas de la poesía: "Si el poema dijera / levántate y anda".

En el texto "Preporación" otra vez se crea el anticlimax, en ese tomar cerveza como un verdadero exorcismo, en ese beber "contracervezas" de los muchachos: "para cuando ya no hubiera / muchachos tomando cervezas". Toda la serie de "desamores" debe anotarse con piedras blancas, como diría Vallejo, en este trabajo superior, de aquel niño que se hizo hombre, pero sus ojos siguen "como recién salidos / de los talleres del misterio".

 

Washington Benavides. Montevideo, agosto de 1994.

EL PUEBLO, Salto, domingo 4 de setiembre de 1994.

       
 

 

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