las alondras entran en la leyenda
más fácil que en el cielo
a contramano del viento en el libro
que las nombra
una sílaba naranja y suave
la otra grave de noche encantada
tienen voces de castillo en montaña
en montaña de amantes encelados
las alondras no quedan en las torres
se espantan y vuelan cuando el sueño
deja caer sus plumas en el día
el aire es pájaro
abismo
y ausencia de árbol
a rebato tocan las campanas
han volado todas las alondras
mientras siento que un canto de la sangre
crece como un pájaro en mis piernas.
si será sigilosa la conciencia
de la mano de las cosas más notorias
que te aprieta la corbata
sin que adviertas
que sin aire te quedaste
a brazos largos de la playa
si será conciencia la sigilosa
que te pasa el nudo de la corbata a la espalda
si será nudo que te aprieta
que te queda la cara
en medio de la espalda.
aquí dejar un árbol para que hable
hablará porque no conoce otra cosa
que vacíos horizontes
de la vida del hombre
y mientras ocupa su lugar
en la página
recurrir al canto de un pájaro
que no obtiene respuesta
en el brocal del pozo para que no se caigan
alinear las palabras que se bañaron en el agua
con un mosaico nada más que azul
y con otro nada más que sustantivo
levantar el brocal
que protege la página
donde un índice toca a otro índice
cuando elijo la palabra sombra
te descubro inclinado en la página
buscando el árbol proyectado
y los dos ensayamos
en honor de la especie
el oculto poder de la palabra.