Por que siempre llueve
cuando me siento en un bar
de mesa redonda de mármol
una lluvia fugitiva
como los paisajes desde un ómnibus
una lluvia como un fantasma
jugando a las escondidas
llueve entre las sílabas
del hombre que me llena el vaso
y entre el que bebe apurado
y el mostrador de madera
llueve sobre la mujer que habla
sola en un rincón de mi memoria
lenta pero firmemente llueve
mientras afuera cruzan
hombres secos y calcinados
rabiosos de sol y de urgencias
ignorantes del milagro que se produce
en los bares de mesas redondas
de mármol
y de mesas cuadradas
de madera oscura
algo vieja.
hay tanto silencio
en el taconeo de una mujer sola
por la calle
que puedo sentir
al que se incorpora
y al que se agazapa
los llamo a silencio
para atender
solamente
el taconeo
escribiendo en la calle