Los aliento a seguir escribiendo. A cansarse en esa tarea, en este “oficio o arte monótono” como lo definiera el gran poeta galés Dylan Thomas.
Y si me aceptan una última reflexión, piensen que aunque penetren en una zona lúdica no se olviden que nunca es un juego, a no ser que lo comparen con “la ruleta rusa”. El que escribe una sola línea, un solo signo pez o estrella, hace girar el tambor del revólver y deberá apretar el gatillo. O sea la birome, el lápiz “sangriento” como dice Mele, la Underwood, o la computer, o el simple dictado como Borges ciego o Dostoyevski apurado.
Washington Benavides
(Diario “El Telégrafo” de Paysandú, 9 de setiembre de 1994)