Entre la literatura y la música Felisberto Hernández

 

Lo más seguro de todo es que yo no sé cómo hago mis cuentos,   porque cada uno de ellos tiene su vida extraña y propia”.

F.H.

 

En el comienzo fue la música

 

              Felisberto Hernández nació en Montevideo el 20 de enero de 1902, en el hoy barrio Atahualpa, fundado como coqueto pueblo a orillas del arroyo Miguelete. Hijo de Prudencio Hernández, español de las islas Canarias y de Juana Silva, uruguaya del departamento de Rocha.

              En 1907 la familia se traslada al barrio del Cerro: “En muchos años de mi niñez nosotros vivíamos en la falda del Cerro. La gente que subía la calle de mi casa llevaba el cuerpo echado hacia adelante y parecía que fuera buscando algo entre las piedras; y al bajar llevaban el cuerpo echado hacia atrás, parecían orgullosos y tropezaban con las piedras. De tarde mi tía me llevaba a unos morros que estaban cerca de la fortaleza. Desde allí se veían los barcos del dique, con muchos palos grandes y chicos como espinas de pescados. Cuando en la fortaleza tiraban el cañonazo de la entrada del sol, mi tía y yo empezábamos a bajar.” (El corazón verde).

              En 1910, la familia pasa a residir cerca del Prado y concurre a un colegio católico. En 1912 comenzó a estudiar música con Celina Moulié: “Como fueron muchas las tardes en que ni mi abuela ni mi madre me acompañaron a la lección y como casi siempre Celina –mi maestra de piano cuando yo tenía diez años tardaba en llegar- yo tuve tiempo para entrar en relación íntima con todo lo que había en la sala”. (El caballo perdido).

              En 1914 continuó educación primaria en la escuela Artigas y tuvo como maestro al escritor José Pedro Bellán, que sería amigo y mentor de su formación. En 1915 conoce a Clemente Colling, profesor de piano que inspiraría uno de sus libros más importantes. A los 16 años ya se lo encuentra dando clases particulares de piano (Conservatorio “Hernández”) y acompañando las proyecciones de cine mudo. Los conciertos de piano que inicia en 1922 le habrían de significar una forma de vida a la que le debería más pronto reconocimiento que a la actividad literaria. En el teatro “Albéniz” de Montevideo estrenó (1927)  tres piezas para piano de su autoría: Festín chino, Bordoneos y Negros. Fue pianista viajero en las ciudades y pueblos de Uruguay y Argentina. Dirigió el ballet para niños, Blancanieves, de José Pedro Bellán. Si bien abandonó (1942) los conciertos, ellos y las giras ya se habían convertido en parte fundamental de su mundo literario. Su formación intelectual se puede decir que se inició en las veladas musicales en la casa de Carlos Vaz Ferreira, a quien había conocido por intermedio de José Pedro Bellán.

                                     

Leonardo Garet

       
 

 

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