Poblar el aire es un poemario que contiene treinta poemas breves, cuyo autor, Jorge Pignataro, integra desde su inicio el Taller Literario “Horacio Quiroga”. El mismo fue presentado el 24 de julio de 2003 en la Biblioteca Felisa Lisasola y las palabras de presentación estuvieron a cargo de Leonardo Garet. En contratapa se leen las siguientes palabras de Garet: “Quizás no haya más alta justificación. Con todo lo oculto y lo inexistente, “poblar el aire”. Pero se trata también, de ver a los demás en deseada transmutación: “Para buscar tu rostro/ mis ojos treparon alto/ hasta el techo”. Jorge Pignataro puede inscribirse entre los huidobrianos (Cuanto miren los ojos creado sea), así como se inscribe entre los que eligieron la ruta del trabajo con la forma expresiva y tienen, por lo tanto, la coraza bien ajustada para emprender el combate. Es esta una primera publicación , pero no de alguien inadvertido del verbo y sus secretos. De alguien sí, que ha golpeado las puertas y sabe que la alternativa es “seguir preguntando/ o dejarse morir”. Pignataro respeta el sagrado ejercicio que eligió como forma de vida. Y cada pregunta será un nuevo libro”.
El autor junto a Leonardo Garet
En las palabras vertidas durante la presentación de su poemario, Jorge Pignataro expresó su agradecimiento al Taller Literario “Horacio Quiroga” y especialmente a Leonardo Garet por haberle transmitido “la serenidad y la confianza necesarias para cualquier escritor al momento de publicar”.
Se refirió luego a la “necesidad” como condición indispensable para escribir: “Coincido con Rilke cuando sostiene, en sus magistrales cartas a un joven poeta, que la obra de arte siempre debe brotar de la necesidad. En mi caso, escribir es la alternativa, hasta ahora la única que encontré, para intentar responder a una necesidad de comunicación diferente a la comunicación práctica y automática de todos los días, pero también para intentar explicar determinadas interrogantes que surgen de modo inesperado en el continuo contacto con todo aquello que puebla mi aire, personas, objetos, recuerdos, por el solo hecho de vivir. Tal vez, como dice Saramago, yo también escribo para comprender...”.
En relación al título de la obra, expresó: “los treinta poemas conforman una sola unidad, algo tienen en común, y el título surge cuando busqué el hilo conductor, que es la idea de poblar el aire, o sea la idea de un aire poblado, repleto de cosas inexistentes, ocultas, pero bien presentes en cada poema. Poblar el aire sería entonces la imagen que relaciona todos los textos, a pesar de que no es exactamente uno la continuación del otro. El elemento aire aparece repetido. Además el verbo en infinitivo le da más fuerza, poblar parece algo que aún está por hacerse”.