VIAJE EN ÓMNIBUS AL CAMBIO DE ERA

 

Por Aldo Mazzucchelli

"Los anabákoros se acercan indistintamente a la poesía, a la reflexión psicológica, existencial y teológica, sin perder nunca su aliento narrativo " La definición es ajustada a razón y a derecho, y consta en el texto número cinco de este extraño y vagabundo libro que ha presentado a fines del año pasado el salteño Leonardo Garet.

El ensayo de reflexión libre parece cundir en los tiempos en que las referencias ideológicas, políticas, religiosas o existenciales se deslían. Así ocurrió también en el cambio del siglo XIX al XX, cuando los jóvenes uruguayos y americanos del momento acumulaban páginas de sensitiva prosa tratando de deslindar entre lo que quedaría y lo que pasaría en ese viaje sin referencias en que se convierte la "cultura" en épocas de ajuste general.

El libro do Garet honra esa tradición. Su valor es doble: no solo ensaya sus metáforas respecto al rol del lenguaje, la ficción o la poesía, al rumbo comunicacional de la época, y vuelve y revuelve sin decirlo sobre los diversos matices que encierra la aparente rotunda palabra Apocalipsis. También resuena una sensibilidad finisecular- sea aceptada esta categoría provisoriamente- en el modo como un mundo ajeno se refleja en la inseguridad y la indefinida orientación del viaje que busca dar cohesión argumental al libro.

La fábrica de la obra es compleja: un viaje en ómnibus –por las llanuras sin fin del Este del departamento de Salto, acaso , pero también por fantásticos paisajes de montañas, en que el viajero ve el mundo de tal modo que la ventanilla del ómnibus deviene pantalla de cristal líquido, o tubo de rayos catódicos en que la participación se trueca en testimonio extranjero. De modo que el que narra o poetiza puede ser a la vez viajero que inexorablemente llegará pero no conductor. De modo, también que el misterio de la ruta - un misterio de espacio- puede ser leído por el viajero como misterio de tiempo, porque las referencias espaciales perdidas eliminan la posibilidad, o la disminuyen, de percibir el sentido de fluir del tiempo: el ómnibus podrá ir hacia el pasado. Una lluvia fuerte a favor de un ómnibus inmóvil puede hacer al estático viajero pensar que retrocede.

La estructura mencionada funciona en el mejor de las lecturas como red que se van atrapando ocasiones poéticas o reflexiones de ecléctica temática y felizmente inconclusivas. El peligro que acecha es que una lectura menos afortunada podrá desatar en el lector el virus de la alegoría.

Es inusual que en Uruguay se escriban ensayos con vocación fragmentaria y despojados de mayores inquietudes sociales. Este libro, en cambio, remite a Asiria, a Oannes -el dios-pez a quien se atribuye haber legado a los hombres el conocimiento de los ciclos escritos en los cielos-. Mezcla entonces de arcaicas cuentas de luz posmoderna, creemos bienvenida esta recuperación de un aura.

Revista Posdata, núm 288, Viernes 7 de abril de 2000.

 

Aldo Muzzucchelli (Montevideo, 1961), es poeta, ensayista y docente. Ha recibido premios por su poesía de la Intendencia de Montevideo, editorial TAE, Casa del Autor Nacional y Embajada de España. Subeditor General de la Revista Posdata y Director de Insomnia. Algunos títulos: El río desconocido (1986), Después de 1984 (1989), Ideas fijas (1993).

       
 

 

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