NUEVO LIBRO DE EDICIONES ALDEBARÁN
La editorial de Salto que dirige el Ac. Prof. Leonardo Garet nos ha hecho llegar un nuevo libro. Se trata de notas sobre barrios, calles, plazas y monumentos de Montevideo. Para quien quiera conocer el Montevideo de hace medio siglo. Copiamos el comienzo de un extenso prólogo, donde Garet hace un estudio también de la obra poética de su tío Enrique Ricardo, poeta destacado en la Vanguardia de Uruguay. Ediciones Aldebarán ha editado a los poetas salteños José Luis Guarino y Jorge Pignataro, así como autores de otros departamentos. Vaya pues las felicitaciones de SOL Y LUNA por este nuevo libro.
ESTAMPAS DE MONTEVIDEO
ESTAMPAS DE UN POETA
Los colores primarios se desgajan del cielo,
y al caer con estruedo, como pájaros
arrebatados al vuelo más alto,
revientan contra el suelo estrellando la sangre
roja, blanca y azul, que salpica hasta el cielo!
Así interpreta el paisaje abierto el poema Playa Ramírez, del libro Paracaídas, y su autor, el poeta Enrique Ricardo Garet, con el mismo proceso de identificación de la imagen visual con la emoción del observador, entiende su acercamiento al paisaje ciudadano en las notas reunidas en Estampas de Montevideo. El desafío de llevar a palabras una calle, una esquina, una plaza, una estatua, requiere posar los ojos con similar actitud a la del poeta ante el mar y la arena. Cada órgano y partícula de la ciudad adquiere su dimensión si se lo ilumina con el marco adecuado. La poesía navega sin amarres de ningún tipo, con libertad de no rendirle cuentas a la realidad, a la lógica, al sentido común y al tiempo. Pero la limitación que a sus “Estampas” le impone Enrique Ricardo Garet es que sin desentenderse de la poesía, la palabra no se desate de todas las amarras, como en el poema. La luz no deja de iluminar al elemento central –casa, calle, plaza- pero sin permitir que ese elemento deje de ser él mismo o, dicho de otra manera, que esa plaza deje escapar, o confunda sus árboles. En esos parámetros puede decirse que estas notas montevideanas cumplen a cabalidad con recrear un elemento al grado que resulte redescubriento para el lector que lo conoció y un atractivo en sí mismo para el que sólo tiene de él la construcción de palabras.
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El hombre que desde la poesía paseó su mirada por los cafés de Montevideo lo hizo años después por sus calles. El periodista se sumó al poeta y desde las páginas del suplemento en huecograbado de El Día, llevó a los lectores una mirada enriquecedora de la realidad, iluminando ángulos y rincones, informando del presente y del pasado. Desde abril de 1957 -con el antecedente de un artículo aparecido el 12 de setiembre de 1954 y que no es incluido en esta recopilación porque escapa a los limites propuestos por su título-, Enrique Ricardo Garet tuvo en el suplemento dominical una presencia de perioricidad irregular, que se extendió hasta el 24 de octubre de 1965.
El autor
Enrique Ricardo Garet nació en Montevideo el 3 de abril de 1904. Hijo de Enrique Garet Gómez y de Elena Mas, estudió en los Talleres de Don Bosco y trabajó en la Colonia Educacional de Varones, en Manga y como administrativo de la de la “Dirección de Avalúos” (hoy “Dirección Nacional de Catastro”).
Contrajo enlace en 1930 con Olga Ayala y tuvieron una hija, Olga Helena (1931), que es quien supo conservar las páginas que hoy conforman esta recopilación de notas.
La imagen más definida que guardo del hermano de mi padre es la de un hombre jugando al billar. Fue cuando me llevó –allá por 1968- a un salón lleno de mesas verdes adonde me presentó a sus amigos como un eximio billarista, a mí, que nunca había agarrado un taco. Después lo vi jugar. Se encendía un hombre chispeante, alegre, que en nada coincidía con el que yo conocía, el habitante silencioso de la calle Larrañaga. Ese encuentro creo que fue en el “Café Boston” –que mi tío visitaba desde que era el “Jockey Club”.
A diferencia de su hermano mayor Julio, que desde los 19 años tuvo un decidido y poético nomadismo (por más de una década en Argentina, Perú y Brasil, y de su hermano menor, Carlos, que se radicó en Estados Unidos), Enrique se puede decir que encarna el sedentario perfecto, que no conoció ciudades del Uruguay y realizó apenas unas contadas y fugaces escapadas a Buenos Aires. Y nada más. Enrique era el habitante de los cafés bohemios que gustaba tanto de las piruetas en el paño verde como de los viajes imaginarios.
A pocos años de su único libro de poemas dio a conocer Un francés en el Uruguay (1933) contentivo de la historia pacientemente investigada de su tío, Charles, de muy destacada actuación en la gesta de la independencia del Uruguay.
Fue de los principales impulsores de la “Agrupación de Escritores y Artistas José Batlle y Ordóñez”, de nacimiento ordenado –estatutos, registro de socios, elección de autoridades, importantes propuestas-, pero de muy corta existencia (1943-1948).
Machín, como lo llamábamos en familia; Machín, memorioso de la bohemia, de amigos, de Montevideo y sus rincones, murió tras la recaída de una pulmonía, el 3 de julio de 1979.
Ediciones Aldebarán
Colección Hermes
Hay una esfinge de humo en el fondo de las cosas, Horacio Mayer
La camena, Mario Mele
Luz de domingo, José Luis Guarino
Palabra oculta, Ricardo Prieto
Cantos y desencantos, Leonardo Garet
Café negro, Mario Mele
Poblar el aire, Jorge Pignataro
Crepúsculos y auroras, José Luis Guarino
El perro sin cola, Mario Mele
Más azul que los peces, Jorge Pignataro
El nauta, Julio Garet Mas
Mascarada, Guillermo Lopetegui
Una fina lengua de olvido, Nydia Di Giorgio
Colección Pirámide
Narradores y poetas contemporáneos, Ricardo Pallares
El Hombre Fénix, Humberto de Oliveira Madeira
El milagro incesante. Vida y Obra de Marosa de Giorgio, Leonardo Garet
Poesía del litoral, Leonardo Garet
Nomenclátor de Salto, varios autores
Parnaso femenino. Breve florilegio de poetisas argentinas contemporáneas, Julio Garet Mas
Estampas de Montevideo, Enrique Ricardo Garet
La cigarra de Eunomo, Julio Garet Mas
Colección Escarabajo
El borde, Laura Domínguez
Bitácora, Laura Domínguez
Serias picardías, Guillermo Lopetegui
Tranquilas miserias, Carlos Magnone
La esperanza y su sombra, Guillermo Lopetegui
Los nombres del cuento. El cuento salteño de hoy, Leonardo Garet
Cada cosa en su lugar, Shirley Alves