
No todos los buenos poetas pueden tener la misma facilidad para el lenguaje de la prosa que el que tienen para la poesía. En el caso de Leonardo Garet se cumple con creces este pensamiento: nuestra lengua alcanza luminosas, altas claridades, tanto en la formulación de un verso como en la detallada y minuciosa descripción de la piel de los lagartos. Si LAGARTOS fue un punto alto de la trayectoria de Garet, su último libro EL SABOR DE LOS VIAJES, confirma la calidad de su escritura así como la gracia de lo que queda suspendido en triple cruce de la lengua, el misterio y la trascendencia.
Jorge Arbeleche